Desde pequeña siempre había oído que el País Vasco tenía unos paisajes preciosos y hasta hace poco no lo pude comprobar por mi misma.

Mi pareja y yo hicimos un pequeño viajecito en el que visitamos varios pueblos, podéis leer nuestra experiencia en cada uno de ellos: Olite, Zumaia, Hondarribia.

Y como nos venía de camino también visitamos Pamplona y Olite, en Navarra.

Durante nuestra estancia en el País Vasco nos alojamos en el pueblo Aizarnizábal, en una casa rural que han habilitado con varios apartamentos. Nos recibió la propietaria con una gran amabilidad y calidez. Si os interesa ver sus instalaciones y servicios podéis ver la entrada en la que hablo de ello: Agroturismo Kortazar

Durante la estancia estuvimos de maravilla, uno de los mejores sitios en los que hemos estado, tanto por su confortabilidad como por el trato recibido.

Empezamos nuestra visita con uno de los sitios más turísticos de la zona: San Sebastían. Una ciudad que nos encantó por su gran luminosidad, limpieza y edificios emblemáticos.

Hay muchos lugares por visitar, yo os cuento los que visitamos nosotros de esta gran ciudad, aunque seguro que hay muchos más que desconozco.

Para poder ver la ciudad cómodamente, aparcamos el coche en un parking y cogimos un trenecito que daba un rodeo por todo el largo de la playa, concretamente la playa de la Concha.

Tuvimos la gran suerte que ese día hacía un tiempo espectacular: un sol espléndido nos invitó a hacer un pequeño trayecto en barco por la playa de la Concha.

Durante el paseo en el barco pudimos ver de cerca la isla Santa Clara que se encuentra en el medio de la playa de la Concha y el Monte Igueldo, al que subimos más tarde.

Sin duda recomiendo dar un rodeo con el barco y disfrutar de la brisa marina junto con las espectaculares vistas de toda la costa. Entre ellas destaca los Jardines de Miramar, contrastando su verdor con el azul del mar, nos habría gustado pasear por ellos, pero no teníamos el tiempo para ver todo lo que nos hiubera gustado.

Cuando llegó la hora de comer, no teníamos pensado ningún sitio en concreto, lo único que teníamos claro era que queríamos probar los pinchos.

En el puerto pudimos disfrutar de un bello sol y de un ambiente costero que invitaba a comer en los restaurantes de la zona, pero nosotros queríamos probar los pinchos y decidimos adentrarnos en las calles de la zona vieja, cerca del puerto.

Dimos una vuelta por la parte vieja de la ciudad hasta que acabamos entrando en el bar Txepetxa lleno de gente y de pinchos, a cual de ellos mejor, querías probarlos todos, pero claro hay que comportarse porque la báscula no perdona. Estaban tan ricos que cuando me acordé de hacerles foto, ya era demasiado tarde...

Tocando al puerto y al lado de la playa encontramos el ayuntamiento: un gran edificio dorado que preside una pequeña zona con flores y palmeras donde empieza todo el paseo marítimo de la playa la concha.

Por la tarde, fuimos a la otra punta de la playa a visitar una de las esculturas más conocidas de la zona: El peine de los vientos, de Eduardo Chillida, una de las visitas obligadas de la zona junto con el Monte Igueldo, al que fuimos inmediatamente después.

Para subir al Monte Igueldo y disfrutar de las preciosas vistas, podemos hacerlo en coche o con el encanto del funicular. A pesar de no hacerme mucha gracia (pues me daba respeto), subimos con el funicular.

Una vez arriba disfrutamos de unas espectaculares vistas de toda la ciudad y la playa de la Concha. Sin duda un lugar que vale la pena visitar.

Arriba del Monte Igueldo, encontraremos un pequeño parque de atracciones, donde los niños seguro que se lo pasarán en grande y un hotel desde el cual, alojarse confiere unas vistas privilegiadas.

También podremos acceder a una torre que ofrece un mirador desde más arriba que permite ver toda la costa. Nosotros no subimos, pero seguro que habría sido interesante.

Nosotros disfrutamos de las vistas tomando un refresco en la terraza del hotel.

Después de disfrutar de estas estupendas vistas, fuimos a visitar el Parque Cultural de Aiete, un tranquilo parque por el que paseando nos encontraremos con una pequeñita cascada, un estanque y un lago con cisnes. Sin duda, es uno de los escenarios para fotografiar bodas y comuniones.

También encontraremos un parque infantil donde los niños disfrutan con sus columpios y toboganes.

Por último visitamos el jardín del Museo de la Ciencia en el cual podremos conocer diferentes edificios característicos de Guipúzcoa, algunos módulos para experimentar y diferentes especies arbóreas.

Nos hubiera gustado visitar el museo pero por falta de tiempo tampoco pudimos, Seguro que habría sido muy interesante, sobretodo el observatorio astronómico o la sección planetarium, pues es un tema que me gusta desde pequeña.

Durante nuestra visita también dimos una vuelta por Hondarribia, otro pueblo que vale la pena visitar.

Y ya antes de irnos hacia casa, hicimos una pequeña excursión por La Foz de Lumbier, en Navarra. Se trata de un recorrido enentre dos grandes aberturas de montaña rocosa entre las cuales pasa el río Irati.

Y este fue nuestro pequeño viaje que se ha convertido en una de nuestras mejores experiencias. Guardamos un bonito recuerdo de todo lo que pudimos ver tanto en Navarra como el País Vasco. Sin duda, una zona que no descarto volver a visitar en alguna otra ocasión.

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