Hemos tenido el placer de probar unas suculentas pizzas en este restaurante situado en el centro de Barcelona. Su gran particularidad es que las pizzas son realizadas en un bonito horno de piedra que decora el comedor.

Es un moderno restaurante que tiene 2 plantas, el comedor y un lounge en la planta inferior donde tomar unas copas en un ambiente cómodo con sofás y velas. En nuestro caso no pudimos disfrutar de este espacio ya que era mediodía y estaba cerrado.

Las pizzas realmente tienen un sabor estupendo, sin solaparse los ingredientes entre ellos en ningún momento. Yo recomiendo probar la pizza Calzone, su combinación de sabores y la originalidad del queso ricotta en el interior le dan un gusto exquisito.

Los precios son bastante elevados (todas las pizzas cuestan más de 10 €), pero sobre todo los postres: a partir de 5 euros los más sencillos; a su favor comentar que la elaboración parece casera, pero la calidad/precio no está justificada. Queremos destacar el tiramisú, su sabor suave y esponjoso lo convierte en uno de los favoritos de los amantes del café.

Como aspecto negativo puedo mencionar la actitud del camarero, pues no debería tener un buen día, ya que mostraba algo de apatía.

Exceptuando este detalle y el precio elevado de algunos platos es un lugar tranquilo para degustar unos productos con buena calidad.