Una bonita escapada a la ciudad de Viena
Estas pasadas Navidades, como ya es costumbre, los establecimientos de comida Viena ofrecían una promoción con ciertos productos navideños con la que podías ganar descuentos para comer en sus restaurantes, una panera o un viaje. Y a veces la vida te sonríe, pues que poco íbamos a imaginar que uno de esos 5 viajes que sorteaban ¡nos iba a tocar a nosotros!
Fue una gran alegría recibir este premio, que fuimos a recoger al establecimiento Viena de Blanes. En mi caso tenía una contradicción interior, pues por un lado hacía mucha ilusión un viaje, pero por el otro había que coger un avión, algo que no me entusiasma en absoluto.
Tras decidir la época y el día, pues no sabíamos si ir en invierno o en primavera, hicimos la reserva. Y el 18 de Abril llegó la hora de coger el avión con destino a esta fantástica ciudad europea.
1ª DÍA
Durante el vuelo, que dura algo menos de dos horas y media, nos ofrecieron algunas galletitas dulces o saladas y alguna bebida. Las galletitas saladas son muy graciosas porque tienen forma de aviones y nubes.
Una vez aterrizamos (momento en el que yo me relajé XD) nos esperaba un taxi para llevarnos al hotel. Nos acomodamos, dejando las cosas en la habitación, aunque sin apenas tiempo, porque teníamos la agenda muy apretada, pues en 3 noches queríamos ver muchas cosas. He de decir, que ampliamos una noche el premio, de ese modo pudimos disfrutar y ver más cosas. Nos alojamos en el hotel Fleming Deluxe; su ubicación es muy buena para visitar la ciudad, pues está en el centro de la ciudad.
Al ser ya la hora de comer, nos fuimos en busca de algún restaurante por la zona. La verdad es que nos fue algo complicado ya que yo iba estando operada no hacía mucho, por lo que no podía comer lo que quisera, tenían que ser cosas sin mucha grasa. Por esta razón acabamos comiendo en un Starbucks que estaba a unas cuantas calles del hotel. (las distancias en esta ciudad son muy grandes, andamos muchísimo cada día)
La bebida me gustó mucho, era agua con gas con sabor a pera. Tienen varios sabores, a ver si algún día llegan aquí!
Tras comer algo en Starbucks nos fuimos a pasear por la zona. Vimos el Ayuntamiento, llamado Rathaus en alemán, el idioma oficial del país. Nos encontramos con una gran afluencia de gente en su plaza pues celebraban alguna fiesta, en la que muchos de ellos iban vestidos como tiroleses.
A pocos metros de allí encontramos el parlamento, frente a una gran avenida por la que transcurren coches y tranvías y carrozas de caballos, algo muy típico y turístico de la ciudad.
También nos encontramos con un jardín donde el verde adquiere un tono espectacular e invita a pasear.
Y de aquí, fuimos en busca de la Biblioteca, digo en busca porque nos costó encontrarla. Primero dimos con la Biblioteca moderna, la actual. Pero buscábamos la bibioteca antigua, la que ahora se ha destinado a museo.
Me gustó mucho la visita a la Biblioteca Nacional, me transportó a la película de Disney "La Bella y la Bestia", pues aún recuerdo el momento en el que se muestra una gran biblioteca con escaleras y estantes hasta la cúpula del castillo, sin duda un lugar para perderse horas y horas entre millones de páginas y aventuras.
Durante la estancia visitamos la ciudad utilizando el metro o el tranvía. Para ello compramos una tarjeta de 72 horas de uso ilimitado (Wien card). Muy recomendable para desplazarte cómodamente.
Por último, a las 19h de la tarde cogimos el tren para ir a Volksoper, teníamos entradas para ver una magnífica obra: Carmina Burana. Sin duda un espectáculo muy recomendable entre todos los que se ofrecen en esta ciudad donde la música tiene un gran protagonismo.
Y ya nos fuimos al hotel, donde cenamos un bocadillo que habíamos comprado durante el día. Y así transcurrió el primer día, en el que acabamos rebentados, porque andamos mucho, pero aún nos quedaba mucho más por andar...
2º DÍA
Al día siguiente, tras desayunar en el hotel, fuimos a visitar el Museo de Historia Natural ubicado en un enorme edificio con un gran recorrido de dos plantas por las que viajamos en el tiempo desde los minerales y fósiles hasta la época humana.
Encontramos salas repletas de minerales, fósiles, meteoritos, dinosaurios, animales y una zona donde podremos interactuar y divertirnos con los más pequeños.
Después del largo recorrido por el museo, fuimos a la Casa de las mariposas. De camino nos encontramos con un bonito parque en el que había una estatua de Mozart con unas flores dispuestas en forma de clve de sol, una preciosidad. (yo no soy amante de las estatuas, pero he de decir que ésta me gustó mucho, supongo que cuando te atrae un tema ves las cosas de otra manera, en este caso la música es una de mis pasiones).
En el Butterfly House disfrutamos de un espacio lleno de vegetación donde las mariposas volaban a su aire. Pudimos obtener algunas bellas fotografías de este bonito y frágil animal.
Ya iba siendo la hora de comer y tal como habíamos planeado, cogimos el metro y nos desplazamos al Parque de Atracciones de Prater, un parque antiguo en el que hay muchas espectaculares atracciones, tiendas con souvenirs y restaurantes. La entrada al parque es gratuita, sólo pagas por aquella atracción que quieras disfrutar.
Unas de las atracciones más llamativas son las cadenas, por la gran altura que alcanzan y sus norias, una de las cuales es muy antigua y tiene el encanto de las cabinas en madera.
Nosotros comimos en un restaurante italiano y luego disfrutamos del típico café espumoso que es típico de la zona llamado Melange junto con el postre estrella: Apple Strudel.
Otro atractivo muy recomendable de esta zona es un trenecito, llamado Liliput Bath, que recorre gran parte del paque, desde el cual podemos ver tanto la parte de atracciones como la parte de paseo repleta de césped. Dicho tren tiene varias paradas, de manera que puedes disfrutar del parque sin tener que recorrerlo todo a pie, pues es muy grande. Uno de los dos trenes que hay tiene la peculiaridad de ser de vapor.
En este momento, estábamos super cansados pero volvimos al centro de Viena y visitamos un par de museos: Mozarthaus y Haus der Musik.
He de decir que La casa de Mozart, en mi opinión, nos lo podríamos haber ahorrado, pues tampoco aporta mucho. Pensábamos que se verían muebles o estancias de aquella época y no, pues no tienen suficiente información acerca de ello.
Sin embargo, a unos cuantos metros de allí, nos encontramos con un museo que sí que vale la pena visitar y en el que nos divertiremos mucho a la vez que aprendemos: Haus der Musik. Un museo que se divide en varias plantas y te sorprende por su gran interactuación que puedes disfrutar.
Una de las coas que llaman la atención es el gran piano en la entrada, mientras subes las escaleras vas reproduciendo el sonido de la escala musical. Un momento muy divertido en el que jugué como una niña.
Y aquí finaliza el segundo día, tras cenar de nuevo en otro Starbucks, en esta ocasión ubicado en el centro, en una de las zonas más comercilizadas. Estábamos tan cansados que no teíamos ganas de andar buscando algun lugar donde cenar, era mayor el cansancio que el hambre.
3º DÍA
El día siguiente pasamos prácticamente todo el día en los Jardines del Palacio de Schönbrunn. Uno de los lugares más emblemáticos de Viena, por su majestuosidad de palacio y sus jardines que albergan hasta el zoo, que también visitamos, pues yo quería ver los osos pandas, pues en Cataluña no hay y es un animal que desde pequeña me ha llamado mucho la atención junto con los delfines.
Tras visitar las 40 habitaciones del Palacio, paseamos por los jardines que hay detrás donde se encuentra el famoso edificio La Glorietta, ubicado en un montecillo al que no subimos.
En el zoo, tras visitar los pandas y otros bonitos animales, difrutamos de una deliciosa comida en el restaurante del zoo.
He de decir que fue una de las mejores comidas de muchos restaurantes, estaba todo en el punto exacto de cocción.
Y sobretodo, el postre se llevó la palma, me pedí un pastel de zanahoria que estaba exquisito, junto con, una vez más, el Melange. Es curioso, pero tienen la costumbre de acompañar todos los cafés con un vaso de agua, algo que me parece de agradecer.
Al salir del zoo, dentro de los jardines de Schönbrunn, todavía encontramos un par más de visitas interesates,el Dessert Expeirence con plantas típicas de desierto (no la visitamos por falta de tiempo y cansancio) y Palm House, donde nosotros disfrutamos mucho, pues nos gusta mucho hacer fotos a flores y aquí estaba repleto de ellas, junto con palmeras y otras vegetaciones divididas en tres ambientes de temperaturas.
Y ya para finalizar la jornada, nos fuimos a descansar a un balneario: Therme Wien, ubicado en las afueras de la ciudad. Para ello fuimos en metro hasta la última parada que te deja en la zona donde puedes coger el autobús que finaliza en esta destinación, donde está el balneario.
Del balneario puedo decir que es enorme, tiene una parte más privada de pago a parte, y luego tiene muchas piscinas, entre las cuales destaco la piscina de sal, pues tiene música dentro del agua, todo un detalle que hace un momento super agradable, estar relajado escuchando música mientras ves las nubes pasar, me encantó.
Y tras cenar en una de las cafeterías más famosas de la zona en la que nos alojábamos, la cafetería Einstein, nos fuimos a descansar y recoger las maletas, que al día siguiente ya tocaba volver.
4º DÍA
El último día, a primera hora de la tarde nos venía un chófer a recoger para ir al aeropuerto, de manera que guardamos las maletas en recepción y nos fuimos a pasear un poco más por la mañana. Fuimos en tranvía y metro para ver, aunque sólo fuera un momento, el famoso Danubio y luego volvimos al centro a visitar la Catedral, una zona repleta de turistas.
También dimos una vuelta por un mercado muy famoso, Naschmarkt, repleto de tiendas con muchísimo color de productos: especias, dulces, frutas... ubicado junto a las casas wagnerianas, unas casas donde la fachada tiene una decoración peculiar.
Y antes de comer, a las 12h en punto vimos el reloj Anker, el cual a cada hora suena una musiquita y cambia de figura, una figura que marca la hora. A las doce aparecen todas las figuras con su correspondiente música, con una duración total de 10 minutos.
Y trás comer en una cadena de comida rápida, Nordsee, que salimos descontentos, pues el pescado estaba reseco y era muy caro, fuimos a tomar el postre a una cafetería de las más conocidas en la ciudad, la Cafetería Demel, donde probamos una de las tartas de la ciudad por excelencia: la tarta Sacher.
Y ya embarcados, cogimos el avión y de vuelta hasta casita. Un trayecto con algunas turbulencias, que hicieron que yo estuviera más tensa de lo normal, y es que no hay manera que me acostumbre a este pájaro volador. Si puedo, siempre prefiero ir por tierra, ya sea tren o coche, pero ha valido la pena, porque he disfrutado mucho de esta ciudad donde la gente es muy tranquila y los edificios son dignos de admirar.
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DATOS DE INTERÉS
- Una ciudad nuy limpia con gente tranquila y respetuosa
- Impresionantes edificios y palacios
- Gran variedad de espectáculos musicales
- Muy recomendable visitar Haus der Musik y Museo de Historia Nacional
- Visita casi obligada a los grandes jardines del Palacio Schonbrun
- Se habla alemán e inglés
- La moneda es el Euro.
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