Entre las montañas pirineicas, situado a 1.636 metros de altitud, en pleno corazón del Pirineo Aragonés, en la localidad de Panticosa se encuentra este centro termal en el que podemos disfrutar de masajes, gimnasio, programas especiales y circuito de aguas. Este Resort cuenta con 8.500 metros cuadrados dedicados al poder del Agua y al alolamiento de los huéspedes en el Hotel Continental, que se encuentra a su lado.

La entrada al circuito cuesta 28 € por persona; en el caso de ser cliente del Hotel su precio es de 22 €. Se incluye préstamo de toalla y albornoz (éste para los alojados en el hotel) y taquilla. Es obligatorio el uso de chanclas de piscina durantre todo el recorrido para evitar posibles resbalones.

El circuito está formado por agua termal proveniente del manantial del Tiberio. Es un agua rica en gas sulfhídrico con una acción antinflamatoria y depurativa que elimina toxinas de nuestro organismo. Consta de 4 zonas: salón de belleza, aguas, gimnasio y zona vip.

Durante todo el recorrido termal encontramos varias piscinas con diferentes temperaturas y surtidores de agua, destacando la piscina exterior con vistas a los pirineos con una temperatura de 32º con chorros de agua y banco de burbujas, sin duda una de las mejores zonas del circuito. Una peculiaridad es que los bancos son metálicos compuestos por tubos dando una comodidad para sujetarse con la presión de las burbujas. También dispone de una zona con saunas, duchas de contraste, hamman, pediluvio e iglú de hielo.

A lo largo de toda la instalación hay muchos colgadores para poder dejar el albornoz o toalla, un detalle que me parece muy bien pensado. Las paredes y suelos están compuestos por mármol granulado, lo que impide algunos resbalones pero puede ocasionar algun que otro arañazo en manos.

Al finalizar el circuito podemos disfrutar de una zona con hamacas para tomar el sol con vistas a las montañas; acompañado de un vaso de agua con limón.

Durante nuestra estancia estuvimos alojados una noche en el Hotel Continental que se encuentra justo al lado.

Es un bonito hotel con instalaciones modernas en una ubicación inmejorable. Rodeado de montañas y frente a un lago desde el cual veremos a más de uno pescando.

Nuestro alojamiento incluía una cena romántic en el Restaurante La Brasería, perteneciente al hotel. Un restaurante con productos de primera calidad y platos bien suculentos. El único problema que tuvimos fue que no comemos carne y no pudieron darnos una alternativa adecuada.

Un momento especial que recuerdo de nuestra escapada es el cóctel que tomamos por la noche en un ambiente relajado con música en vivo de fondo, interpretada por un gran pianista. (tengo debilidad por este instrumento, pues lo toco desde pequeña)

Sin duda un lugar para repetir. Os encontraréis relajados y disfrutaréis de unas preciosas montañas que en invierno son un escenario deslumbrante.

Como última recomendación os digo que vayáis con cuidado conduciendo hasta el lugar, pues hay un tramo de curvas un tanto peligroso, por lo que es necesario reducir la velocidad y aumentar la precaución.

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