Cenando bajo las estrellas de Barcelona
La semana pasada fue mi aniversario con mi pareja. Hace 7 años que nos conocimos y estamos juntos. Para celebrarlo me hizo una de las sorpresas más bonita y románticas hasta la fecha: una cena bajo las estrellas de Barcelona.
Se trata de una visita guiada al Observatorio Fabra de Barcelona, ubicado en Collserola, montaña donde se alberga el parque de atracciones más conocido de la ciudad: TIbidabo.
La Academia de Ciencias y Artes, de quien es propiedad, le proporcionó el nombre Fabra al observatorio en honor al mecenas que había hecho posible su construcción.
La peculiaridad de esta visita es que se acompaña de una cena con unas increíbles vistas a toda la ciudad y parte de la costa del Maresme.
Nuestra llegada, yo sin saber todavía dónde iba
Al llegar, mientras esperamos que sea la hora de entrar, nos deleitaron con una copa de cava o un tubo de cerveza.
Lo cierto es que no soy muy amante de ninguna de las dos, pero en esta ocasión me decanté por el vaso de cerveza fresquito que disfruté en buena compañía y con unas vistas impresionantes.
Y se descubre la cena con unas vistas impresionantes
Al entrar nos encontramos con una zona de mesas numeradas y preparadas para la ocasión con un escenario en común: la vista en miniatura de los edificios de Barcelona (en miniatura, pues debido a la altura parecen pequeños)
En todas las mesas encontramos un aperitivo muy fresco: unos tacos de fruta muy apetecibles y jugosos.
Empieza la cena
Una vez estuvimos todos los comensales en las mesas, se dispusieron los camareros a servir los primeros, en esta ocasión el primer plato recibe el nombre de: La suavidad de la Luna.
Se trata de un salmorejo con tartar de tomate y ventresca de atún trufada. He de decir que el sabor del salmorejo era exquisito, suave con un toque a ajo que combinaba muy bien con la frescura del tomate. En cuanto a la ventresca estaba deliciosa, pero era algo escasa, hubieramos preferido que tuviera más protagonismo.
El segundo programado por defecto era un plato de carne, como nosotros no ingerimos carne nos dieron la opción vegetal: Timbal de verduritas.
Unas verduras a la placha: berenejena, calabacín, esparragos, tomate y pimiento.La verdad es que el plato me decepcionó un poco, pues las verduras estaban poco hechas. Me sorprendió el sabor de la manzana, combinando muy bien con el salado.
Y de postre: Universo dulce, un plato con un pastelito de arroz con leche, helado de té verde sobre meteoritos de chocolate y un chupito de crema de albahaca.
Sobre el postre he de decir que me sorprendió muy gratamente la crema, pues no creí que me iba a gustar y me encantó. El pastelito también estaba muy bueno, sin embargo no puedo decir lo mismo del helado, su sabor no me convenció, hubiera preferido otro gusto.
Y ahora la explicación y la visita guiada
Después de la cena, mientras repartían los cafés atendimos una conferencia de divulgación científica en la que se hablaba de la Luna, sus características y algunas curiosidades históricas.
Y antes de pasar a ver el museo y el telescopio del Observatorio, tuvimos una sorpresa que no me hizo mucha gracia: se nos acercó un jabalí y aunque enseguida se marchó me llevé un buen susto, pues estaba muy cerca de mí.
Tras la cena visitamos el Observatorio, accedimos a la cúpula desde la que vimos el gran telescopio con el que se realizan investigaciones astronómicas desde 1904 hasta hoy en día.
Durante nuestra visita íbamos a ver en directo la Luna, pero el cielo estaba algo tapado con lo que nos tuvimos que conformar con la visión de ella en una pantalla y las vistas de la ciudad.
Después visitamos la sala neocentista y un telescopio más pequeño que se utilizaba para determinar la posición y momento en el que pasaba un cuerpo celeste en particular.
Para ello había una apertura en el edificio, como si estuviera cortada, algo que se aprecia muy bien en la maqueta situada a la entrada del museo.
En el museo encontraremos diferentes instrumentos, algunos más antiguos y en desuso que otros para medir frecuencias sísimicas, factores metereológicos y aspectos astronómicos.
Realmente es una experiencia magnífica, es bonita y romántica, aunque encuentro demasiado caro el precio, sobretodo por la poca flexibilidad en el menú.
Lo que hace tan especial la velada es la zona privilegiada en la que se encuentra.
DATOS DE INTERÉS
- Cenas al aire libre y visita guiada durante el verano (Junio - Septiembre)
- Vistas de toda la ciudad de Barcelona
- Cenas diseñadas por el chef ejecutivo de Paradís Gourmet: Miquel Guimerà
- La hora de entrada a la cena con visita es a las 20:30h, y el parking a las 20h
- El precio ronda los 70€ por persona
- Visitas diurnas del obervatorio: 2€ / nocturnas: 10€ (sin cena) / más info aquí
- Más información en: www.soparsambestrelles.cat
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