Este restaurante ubicado en el Centro Comercial Splau!, en Cornellà (al lado de Barcelona), destaca por ser un impresionante buffet de comida italiana con un precio por persona bastante razonable (alrededor de 10 €), aunque debería de incluir las bebidas.

Una de sus peculiaridades es que, gracias al enorme recinto del restaurante, incorpora un parque infantil de modo que puedes comer tranquilamente mientras los pequeños se divierten.

Su especialidad, tal y como su nombre indica, es la pasta. Encontrarás muchas variantes de pasta: con tomate, a los quesos, con salsa de gambas, tallarines... Podrás elegir entre alrededor de 100 platos entre ensaladas, pastas, pizzas, pescados, carnes, gratinados y fritos.

Por si no fuera difícil elegir entre tanta variedad de comida, cuando llega la hora del postre la cosa sigue: hay muchas máquinas de helados cremosos con siropes y toppings, leonesas y pizzas con chocolate, así como cafés de diferentes sabores e infusiones.

Aspectos que deberían mejorarse para volver a este restaurante

Los helados y los cafés son de máquina y por tanto tienen un sabor un tanto artificial.

La calidad de la comida deja bastante que desear, hay muchos platos que al primer bocado te defraudan. Quizás sería más interesante ofrecer menos variedad y mejorar los productos.

Hay que decir que si os disponéis a ir en fin de semana, es mejor que os preparéis para las inmensas colas que se pueden generar. Nunca habíamos visto generarse una cola tan impresionante para ir a un restaurante. Si os encontráis en este caso os aconsejamos que vayáis de dos en dos, pues van reclamando grupos en función de las mesas que quedan libres y, por lo visto, mesas para dos personas tienen muchas.

En cuanto al personal es bastante ápatico, suponemos que debido al estrés que llevan por la dificultad de organización que requiere el local que, por cierto, está demasiado oscuro. Además, es importante que se quede alguien en la mesa para evitar errores en los camareros y den tu mesa a otros como nos ocurrió a nosotros en uno de los viajes a por los cafés (y no era un día concurrido).

En cuanto a su confort, las mesas son rústicas y la mayoría constan de unos bancos inamovibles que resultan ser bastante estrechos, por lo que se vuelven algo incómodos y no permiten dejar el bolso o la chaqueta a un lado.

La parte positiva es el gran surtido de platos que ofrece y por tanto la libre elección de probar y repetir lo que uno quiera, por lo que se convierte en un estupendo restaurante para los amantes de la pasta y la pizza.

Es un local que llama la atención por la cantidad de platos a elegir; no había visto algo igual nunca.